CARTAS A MI MUJER CINCO

Desde aquí, a un metro del mar, las olas me salpican y yo trato de decirte que estoy pensando, pensando concretamente nuestros próximos o últimos 30 años.
Y no es que ahora deberemos cambiar porque hemos hecho las cosas mal. Es que las cosas a cierta edad son otras cosas y por eso deben ser hechas de otras maneras.
Nuestros hijos son grandes, tienen todo nuestro amor y algunas pesetillas para seguir creciendo, eso quiere decir que de eso ya somos libres.
Yo por mi parte he trabajado lo suficiente (aunque no haya ganado lo suficiente) como para pasarme 30 años a un metro del mar, escribiéndote. Y si consigo mantener algunos negocios que, todavía, no puedo destruir, hasta tendría dinero para invitarte a vivir conmigo.
Claro está, que todo esto, después de lo dicho, sólo es posible si vos lo desearas.
Este siglo fue tuyo y lo perdiste como una madre que se deja ganar al ajedrez, siendo campeona de eso, por su hijo. Sólo para que el niño sienta el olor del triunfo, la alegría de vencer a alguien por nada.

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