Cartas a mi mujer sesenta

LUNES, 13 ENERO 1999, MADRID, SOY EL SIGLO XX

-Tercera parte-

Intoxicado por el mundo que me rodea, ambiciono una vejez, creativa, sin pan y sin amor.
Hay dioses en la vida, tan hondos y todo el mundo lo sabe.
Después, también, hubo días que estábamos al alcance de todos y nadie nos quería tocar.
Ella está recién aconteciendo, yo ya escribo hace varios siglos. El encuentro, tal vez, no se concrete. Ella me ama, pero no le interesa encontrarse conmigo.
Lo diré todo, pero de tal manera que nadie lo podrá creer.
Hoy por hoy, tengo que sentirme casi un genio. Hago funcionar sin que muchos lo noten y con poco dinero un fenómeno de la poesía.
Ejemplo de vivir, dijo la poesía y comenzamos a vivir que ya nadie puede alcanzarnos.
Atentamos contra todo aquello que nos envejezca. Hacia la verdad sólo se debe abrir una pequeña puerta.
Hoy he visto los primeros efectos de mis escritos sobre la guerra. Se pierden o se olvidan o no se pueden terminar de leer.
Y además ponerme a defender la AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS, cuando ya nos han roto el culo a todos los pueblos.
¿Sin drogas, sin sexo y sin el poder sangriento de la guerra, dónde quiere usted señor Menassa llevar la sociedad? o de pronto, ¿usted cree en el alma?

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