"Mi alimento es el teatro, que leo con intensidad, porque me permite, más allá de que yo, todavía, no puedo con las personas, conocer otras vidas, otras maneras de pensar."
AÑO 2000, PRIMERO DE MAYO, DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJO En uno de mis poemas de juventud llegué a decir: “No estoy maravillado por mi vida. Estoy arteramente sorprendido por mi vida” en ese momento (1976-1981), los pasajes más negros del exilio hacían verdadero mi decir. Lo que no pude saber en ese momento fue que, 25 años después, mi vida me volvería a sorprender arteramente. Hace 25 años, un cuarto de siglo, ninguna felicidad esperaba a un hombre que lo había abandonado todo para seguir viviendo. Fue, entonces, cuando fui atravesado por una frase del inmenso poeta cubano, José Martí: “La felicidad sólo puede hallarse en el camino del trabajo” y volví a tener ilusiones de ser feliz, podía producir con mi trabajo un poco de felicidad para mi pequeña familia. El sólo pensarlo me hacía feliz. Lo que no sabía hace 25 años era que a los trabajadores se los puede explotar de una manera absoluta, se los puede estafar impunemente. Y entonces fue cuando escribí:
MIÉRCOLES, 22 ENERO 1999, MADRID Tengo que vibrar al unísono, me doy cuenta, pero no sé con qué. Un poema, un solo poema para alejarme de mí: Hoy soy feliz podéis fijaros en mis ojos. No veréis ningún brillo sino más bien una sencilla calma. He sido, literalmente, triturado por la vida y, sin embargo, mirad mi perfil contra la luna, parece intocado. Y mi alma, Oh, si viérais mi alma, es un diamante negro de mil caras un diamante tallado por un amor sin límites corriente submarina de luz, deseo multitudes.
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