CARTAS A MI MUJER VEINTITRES

JUEVES 30 DE OCTUBRE, 15:45 H
He comido, he zanjado cuestiones fundamentales de mi cuerpo. Puedo ahora volver al sol, a la escritura, a esa tierra mansa que, siempre, fue el poema para mí. Esa infinita llanura sin principio, sin fin, sin esperanzas.
Esa mujer perfecta sin halagos, sin concesiones, siempre fue mía.
Y yo que, en definitiva, era un muchacho de barrio yo te amaba a vos, en ella, permanentemente. Y siempre éramos millones cuando hacíamos el amor. Hasta las estrellas envidiaban esa titilación incansable.
He comido, he zanjado cuestiones fundamentales de mi cuerpo. Puedo ahora volver al sol, a la escritura, a esa tierra mansa que, siempre, fue el poema para mí. Esa infinita llanura sin principio, sin fin, sin esperanzas.
Esa mujer perfecta sin halagos, sin concesiones, siempre fue mía.
Y yo que, en definitiva, era un muchacho de barrio yo te amaba a vos, en ella, permanentemente. Y siempre éramos millones cuando hacíamos el amor. Hasta las estrellas envidiaban esa titilación incansable.
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