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Mostrando entradas de abril, 2009

"El hombre es inasible. Se pudre y no se pudre. Muere y canta a la vez. Se deja volar y para caer, pesadamente, corta sus alas." (M. Menassa)

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D1626 (MOM)

"Día tras día y, un día, pum... Sin un cierto cuidado, las cosas se secan o se deforman." (M.Menassa)

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D2094 (MOM)

"Ahora tengo que dedicarme a embellecer todo lo conseguido, y no sólo de flores vive la belleza." (M.Menassa)

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D1745 (MOM)

"Con el tiempo algo de mí conseguiré para mí. El resto habrá de ser del mundo, que todo se lo debo." (M.Menassa)

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D1609 (MOM)

"Ya nada puedo que no sea el deseo infinito de estar vivo, allí, callado, sereno, vivo." (M.Menassa)

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D1989 (MOM)

CARTAS A MI MUJER TREINTA Y CUATRO

26 DE ENERO DE 1998, MÁLAGA He pensado estos días en el mar, que no competiré más con los grandes diarios ciudadanos, las cadenas de televisión oficiales o de las otras, los Estados modernos y, tampoco, competiré más con otras escuelas o con otros grupos que, en realidad, lo único que podrían hacer bien es comenzar a estudiar conmigo. Yo, en realidad, compito y creo que ya he ganado, con mis amigos de juventud, con otros colegas similares, con algunos grupos de pensamiento, la mayoría de los grandes poetas y en lo que respecta al vivir, ya lo hago mejor que mis padres. Algo es algo. Después, todavía, queda que quiero ser un escritor. Eso, todavía, no lo tengo solucionado del todo. Y eso no quiere decir que tengo que ser bueno o grandioso. Como soy, para ser un escritor tengo que ser como soy, amar lo que me tocó ser, vivir de eso. Hacer escalas en mí mismo y decir: Yo reconozco este lugar, hablo las palabras de este sitio y cuando alguien me llame por mi nombre de pila, rec

CARTAS A MI MUJER TREINTA Y TRES

7 DE DICIEMBRE DE 1997, MAR DEL PLATA Hoy, por fin está el sol y, sin embargo, no me dan ganas de bajar al mar. Las tres mujeres que me acompañan, están comprando el pasaje de vuelta. A mí me gustaría quedarme aquí, en esta ventana, frente al mar, esperando el verano, el sol abrasador, la lujuria de las olas atlánticas. He jugado 40 boletas de telekino. Si gano 600.000 dólares podría quedarme a vivir en Buenos Aires aunque, en verdad, si yo fuera un señor de 57 años, no necesitaría ganar ningún dinero en el juego como para poder vivir, de mi trabajo, en Buenos Aires. To be or not to be, Oh Hamlet inmutable, decía Claudio de Alas y luego creo que el boludo se pegó un tiro en la calavera. Me gustaría que todo lo que me pasa sea una fanfarronería, producto de mi megalomanía, como siguen diciendo ciertas amantes de mi juventud, cuando hablan del tamaño de mi pija, pero me doy cuenta que mi escritura lo tocará todo. Nada de lo que se ve, tiene el valor que se le da.

CARTAS A MI MUJER TREINTA Y DOS

7 DE DICIEMBRE DE 1997, MAR DEL PLATA En Buenos Aires, me pasa lo mismo que en Madrid, soy un extranjero y encima, parece que eso va con mi personalidad. Extranjero: Extraño, también a sus cosas. Ella me ama, me ama y me lo dice con furia contenida. Yo ya no doy más, vivo todo el día fingiendo: Hago de cuenta que me arrastro y así, consigo que me dejen volar. Extranjero, extranjero, me gritan por la calle, en el Casino me gritan extranjero, el playero, la mina de la esquina, todos me gritan extranjero. Yo, a veces, me agarro los huevos con las dos manos y otras veces, me pongo a llorar, directamente. Pero nunca digo nada. Algo de razón llevan. Algo de verdad miente en sus labios. Voy a comer en Buenos Aires y pido un puré de patatas, después voy a Madrid y me peleo con el mozo (que se llama camarero) porque todavía no consiguió el dulce de leche para mis postres. Soy un extranjero. A los hombres les hablo de amor. A las mujeres las mando a trabajar. Pienso que los poetas deberían psico

CARTAS A MI MUJER TREINTA Y UNO

5 DE DICIEMBRE, LA CALLE, EL MAR Buenos Aires es tan difícil para mí, como lo fue España hace 21 años. Así que nada de nuevos exilios. A Buenos Aires, seguiré viniendo como un potentado que le gusta gastarse su dinero en libros, en poesía, en esas cosas y que eligió Buenos Aires, para gastarse su dinero, porque en Buenos Aires su mamá bailaba el tango en Pompeya en la crisis del 30. Nadie podrá dudar de mi honestidad. Todo el dinero que gano en Europa lo invierto en Buenos Aires, en poesía. Creo que he inventado un negocio que no existía. Vivir de la poesía, darle de comer a más de cien personas con la poesía. Si no soy un genio, poco le falta. La primera multinacional de la poesía. A la larga viviremos todos de vender el alma que no existe. Aquí estoy, aquí estoy en Mar del Plata, la costa Atlántica de América del Sur y te recuerdo. El trato que me dan en Buenos Aires no es mejor, es sencillamente, más realista. Soy un escritor importante y así me tratan.

CARTAS A MI MUJER TREINTA

3 DE DICIEMBRE, 12:00 H. Tercera parte La lluvia torrencial ha espantado a los jóvenes que jugaban al fútbol desafiando la garúa. Dos enamorados caminan torpemente por la arena mojada y ella en lugar de estar aquí, conmigo, en pelotas, tocando la flauta dulce, para entretenerme mientras escribo, está en la calle, corriendo de un lado para otro, debajo de la lluvia, sonriendo, tratando de vender alguna ilusión, un libro. La vida me fue deparando infinitas sorpresas. De golpe aunque me molesta la diverti-culitis (divertirme con el culo), me da hambre y pido un lomito de pan árabe y agua para saciar mi sed de venganza. Sigue lloviendo, eso me da rabia. Toda la historia dependía de que yo, después de 30 años, mojara mi cuerpo en el atlántico sur. Me doy cuenta que en Mar del Plata, el mar, a lo lejos es verde como en todos los mares. Ayer estuve “después de tanto tiempo” en el Casino de Mar del Plata. Jugué a todo, ruleta, punto y banca y pase inglés. Gané 300 pesos. Argentina me produce s

CARTAS A MI MUJER VEINTINUEVE

3 DE DICIEMBRE, 12:00 H. -Segunda parte- Que el mar sea marrón le quita infinitud, inmensidad. Cuando joven hace más de 30 años yo me lo imaginaba rubio al mar. Rubio y esbelto con unos ojos abrillantados de locura. En el mar, cerca del mar, hablando del mar o jugando en el Casino de Mar del Plata, desde donde se oyen las olas del mar, escribí mis mejores versos, produje mis más grandes amores. La garúa del tango se ha transformado en una lluvia torrencial a orillas del mar. Insoportable. Enciendo una estufita eléctrica que el conserje me subió a la habitación cuando ayer noche, al borde del congelamiento, reclamé por la calefacción. Hace dos días que tengo inflamada la panza. Hoy me siento mejor. El cuerpo sólo lo padezco. Cuando joven creía tener algún dominio sobre mi cuerpo, nunca, hasta hoy, pude pensar, que el cuerpo ejercía sobre mí, un dominio total.

CARTAS A MI MUJER VEINTIOCHO

3 DE DICIEMBRE, 12:00 H. Estoy en la ventana frente al mar. Llueve, el frío llega hasta mi habitación (que de paso lo digo, no se parece en nada a mi suite de Málaga). El mar en este lugar del mundo, es marrón y vive en permanente agitación. Los niños corren por la playa bajo la lluvia como si el sol iluminara brillante. Hoy desayuné con ella y me di cuenta mientras desayunábamos que ella es una joven y hermosa mujer. Mientras yo me daba cuenta, ella se fue a trabajar. A ver libreros, periodistas, a comerse, literalmente la ciudad. A mí me alcanza con ver la garúa detrás de la ventana de la habitación del hotel “solo y triste por las calles” y me bebo de un sorbo una naranja paraguaya y miro detrás de la ventana llover sobre los jóvenes.