CARTAS A MI MUJER VEINTINUEVE

3 DE DICIEMBRE, 12:00 H.

-Segunda parte-

Que el mar sea marrón le quita infinitud, inmensidad.
Cuando joven hace más de 30 años yo me lo imaginaba rubio al mar. Rubio y esbelto con unos ojos abrillantados de locura.
En el mar, cerca del mar, hablando del mar o jugando en el Casino de Mar del Plata, desde donde se oyen las olas del mar, escribí mis mejores versos, produje mis más grandes amores.
La garúa del tango se ha transformado en una lluvia torrencial a orillas del mar. Insoportable.
Enciendo una estufita eléctrica que el conserje me subió a la habitación cuando ayer noche, al borde del congelamiento, reclamé por la calefacción.
Hace dos días que tengo inflamada la panza. Hoy me siento mejor. El cuerpo sólo lo padezco.
Cuando joven creía tener algún dominio sobre mi cuerpo, nunca, hasta hoy, pude pensar, que el cuerpo ejercía sobre mí, un dominio total.

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