Cartas a mi mujer cuarenta y ocho

75.000 EJEMPLARES POR MES NO SON NADA

-segunda parte-

Un violín imparable. La música de fondo de un corazón cayéndose en el lago del amor.
Atolondrado, eso quiero ser, un atolondrado, alguien que algunas cosas se lleva por delante y que otras cosas lo llevan por delante a él.
Un juguete roto, en las manos ansiosas por jugar.
Escaparate vacío, ancho como el mar.
Ya fui el médico que mi padre deseaba para mí, ya fui el poeta que mi madre ambicionaba a su lado.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

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