Cartas a mi mujer cuarenta

30 DE ENERO DE 1998, MÁLAGA

Hoy he decidido, económicamente hablando, vivir 200 años y un temblor ha recorrido toda mi mirada futura.
Quería comunicarte que ese era mi deseo y esperaba que tú, también, desearas para la poesía lo mejor.
Ahorrar, no era ahorrar, era no gastar en fanfarronerías, en falsos reconocimientos. Yendo a lugares cada vez más caros, nos alejamos de nuestro pasado.
Los fantasmas raquíticos y sin documentos no pueden acceder a lugares cada vez más caros.
Con estas teorías me imagino que un rico puede terminar viviendo en una cloaca, sólo para alejarse de su pasado, de su familia. Qué barbaridad.

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